En los últimos años se ha acumulado una enorme e importante masa de evidencias sobre el estado de la desnutrición hospitalaria en la América Latina. El Estudio ELAN Latinoamericano de Desnutrición hospitalaria, completado en 9,348 pacientes atendidos en centros públicos de salud de 13 países de América Latina entre 1999 – 2000, reveló una tasa de desnutrición del 50.2%. El Estudio cubano ELAN-CUBA de Desnutrición hospitalaria, publicado en el 2005, devolvió un estimado de desnutrición del 41.2% en 1,905 enfermos encuestados en 12 hospitales de 6 provincias del país. Estos estudios también han servido para revelar el estado actual de las prácticas hospitalarias concernientes a la evaluación nutricional del enfermo hospitalizado y la provisión de cuidados nutricionales. La desnutrición en los hospitales pediátricos también merecido el interés de los investigadores y epidemiólogos por igual. En tal aspecto se debe mencionar el Estudio de Desnutrición Hospitalaria completado en el Hospital Pediátrico “William Soler Ledea”: una institución referativa, terminal, del sistema de atención médico quirúrgica a niños y adolescentes en Cuba. El citado estudio demostró que la desnutrición afectaba al 30% de los niños atendidos en dicho centro [RESUMEN TRUNCADO DESPUÉS DE LAS PRIMERAS 250 PALABRAS].

La desnutrición hospitalaria ha recibido gran atención a partir del articulo de Butterworth “The skeleton in the hospital closet”. La desnutrición puede afectar entre el 35 – 55% de los pacientes atendidos en un hospital, no importa la metodología diagnóstica empleada, o la latitud geográfica. El Estudio ELAN Latinoamericano de Desnutrición Hospitalaria reveló que el 50.2% de los pacientes atendidos en hospitales públicos de la América Latina estaba desnutrido. Como parte del Estudio ELAN, el Grupo Cubano para el Estudio de la Desnutrición Hospitalaria condujo el Estudio Cubano de Desnutrición Hospitalaria, en 12 hospitales de 6 provincias del país. La frecuencia documentada de desnutrición fue del 41.2%. El 11.1% de los enfermos estaba gravemente desnutrido en el momento de la encuesta. Desde aquella fecha hasta el momento en que se redactan estas líneas, estudios similares se han conducido en distintos centros del Sistema cubano de Salud Pública para revelar la magnitud y las repercusiones del problema de la desnutrición hospitalaria [RESUMEN TRUNCADO DESPUÉS DE LAS PRIMERAS 250 PALABRAS].

La desnutrición hospitalaria sigue siendo un problema relevante para la salud pública. El Estudio Cubano de Desnutrición Hospitalaria reveló en el 2001 una tasa de desnutrición del 41.2% entre 1905 pacientes atendidos en 12 hospitales de 6 provincias del país. La desnutrición hospitalaria atenta contra la calidad de la asistencia médica que se le brinda al enfermo en las instituciones de salud del país, y es un factor oculto de los costos incrementados de las prestaciones de salud. El estado actual del problema de la desnutrición hospitalaria, y la complejidad de las acciones a conducir en el enfermo a lo largo del tránsito por la institución de salud, y el proceso diagnóstico y terapéutico, obliga a la creación de grupos multidisciplinarios de apoyo nutricional con los objetivos de conducir de forma efectiva (esto es, útil y segura), los procesos de cuidados nutricionales que sean necesarios en el enfermo hospitalizado [RESUMEN TRUNCADO DESPUÉS DE LAS 250 PRIMERAS PALABRAS].

Al término de la presente investigación, se puede concluir que: (1) La desnutrición fue frecuente en los pacientes con CH, y demostró tener una asociación más estrecha con la progresión de la insuficiencia hepática, el sexo masculino y la edad avanzada, que con la causa de la enfermedad; (2) El riesgo de complicaciones del tipo de la ascitis, la encefalopatía hepática y la peritonitis bacteriana espontánea, fue superior en los cirróticos desnutridos; (3) Los elementos nutricionales subjetivos que mejor predijeron la aparición de tales complicaciones fueron la pérdida de peso en los últimos 6 meses, la disfagia, los vómitos y la disminución de la capacidad funcional; (4) La progresión de la enfermedad llevó implícito un mayor compromiso del estado nutricional, lo que ejerció una influencia negativa en la supervivencia; (5) La desnutrición, en su forma más grave, constituyó un predictor independiente de supervivencia en los pacientes con CH; (6) La integración de los elementos de juicio clínico con indicadores antropométricos seleccionados dentro de una evaluación nutricional integral permitió una mejor caracterización del estado nutricional de los pacientes con CH; y (7) El valor predictivo de la ESG y la CB en la supervivencia de la enfermedad justificaron su inclusión en una propuesta de un algoritmo factible de evaluación nutricional.

Expuesto este trabajo, se hacen las recomendaciones siguientes: (1) Validar el algoritmo de evaluación nutricional propuesto en el estudio, a fin de identificar la utilidad del mismo en los diversos escenarios de atención al cirrótico; (2) Incorporar la evaluación nutricional del paciente cirrótico en los protocolos de actuación y evaluación integral de este tipo de enfermo. La mejor caracterización de la enfermedad cirrótica debe servir para establecer las principales políticas de intervención nutrimental; y (3) Promover la aplicación de programas de intervención nutrimental en el paciente con cirrosis hepática, junto con la realización de los estudios requeridos para evaluar el impacto de los mismos en la morbilidad y mortalidad de la enfermedad.

En esta sección se colocan los siguientes anexos: Anexo 1. Métodos de evaluación de la composición corporal. Ventajas y desventajas; Anexo 2. Ficha de recolección de datos del paciente; Anexo 3. Clasificación de Child-Pugh de la progresión de la enfermedad cirrótica; Anexo 4. Mediciones antropométricas. Formulario de recogida de datos; Anexo 5. Evaluación subjetiva global del estado nutricional; Anexo 6. Puntos de corte de las variables nutricionales antropométricas; Anexo 7.  Rangos de referencia de los indicadores analíticos; Anexo 8.  Consentimiento informado del estudio; y Anexo 9. Propuesta de algoritmo para el diagnóstico del estado nutricional del paciente cirrótico.