Resumen
Un refrán muy conocido reza: “No juzgues un libro por su cubierta”. Muchas veces una encuadernación glamorosa solo sirve para disfrazar un contenido mediocre. Asimismo, libros que han sido trascendentes se han servido de una tapa modesta para llegar al lector. Pero más allá de estas disparidades, lo cierto es que la portada (otro sinónimo de tapa o cubierta del libro) sirve siempre como la mejor presentación (o en su defecto como la única posible) del texto literario que se propone. La portada debe decirlo todo (o, al menos, intentarlo) acerca de lo que subyace debajo de ella [RESUMEN TRUNCADO DESPUÉS DE LAS PRIMERAS 200 PALABRAS].